lunes, 6 de julio de 2009

FAST FOOD NATION

El lado oscuro de la comida rápida, es una critica no tanto a la calidad de esta comida, que también, sino sobre todo a los efectos económicos y sociales que produce.
Comida rápida “Fast Food Nation” (titulo original en inglés) esta escrito como si fuera un artículo de periódico, pero de 387 páginas, más otras 200 de notas aclaratorias, en el se encuentra información que el publico en general no conoce, una cosa curiosa es que el autor critica que algo tan norteamericano como la comida rápida porque va en contra del espíritu de la libre empresa y la libertad que tanto defienden y de la cual se sienten tan orgullosos los americanos.
Destinado principalmente al público norteamericano, no deja de ser interesante, ya sabemos que en España, al final llegan también las costumbres del Imperio, y a todo el mundo en general tarde o temprano.
Desde luego el libro llama la atención, en si mismo, con una sobrecubierta en color amarillo chillón, una foto de una hamburguesa en primer plano ocupa toda la mitad inferior de la portada, la foto, tomada desde abajo, da un tono ligeramente amenazante a esta, o por lo menos me lo parece ahora mismo, tras leer el libro.

Schlosser cuenta como empezó esta cultura de la comida rápida, contando datos y anécdotas, entretenidas e instructivas, dentro de la seriedad del tema alimentario, acompaña estos datos con notas al final del libro nombrando de dónde han salido esos datos, informes oficiales, reportajes, estudios, estadísticas, etc, se nota que conociendo la posible repercusión del libro y su posibles o seguros enemigos tras la publicación, no quería verse inundado por una riada de demandas judiciales, un aspecto de la realidad norteamericana que conocemos a través de sus películas. El problema es que estas “notas” no aportan nada al simple lector, a no ser que quiera profundizar mucho más en los datos que contiene el libro, dependerá de cada aguante, pero una vez visto varias veces “informe de la federal drogas administration”, “publicado en la revista tal” etc etc, no he prestado mayor atención a estas notas dando por supuesta su veracidad.




La ventaja es: que cuando el libro comienza a repetirse en sus planteamientos, y crees por las páginas que te queda algo menos de la mitad, llegas a las conclusiones y a una petición del autor, donde pide al público que consume este tipo de comida, no que deje de consumirla radicalmente sino que exija que esta tenga unos mínimos de calidad en sí misma y sobre todo, en la forma en que se produce. Por ejemplo el cambio de envoltorio de las hamburguesas, antes pequeñas cajas de plástico fue producto de una sensibilización medioambiental por el uso mínimo (minutos) de este envase y su residuo posterior.
Schlosser nos recuerda que al final el público tiene todavía la posibilidad de elegir y por tanto el poder de cambiar las cosas.
Según leía he tomado algunas notas para dar también a esta opinión, la capacidad informativa, critica y amena del libro, en el libro encontrareis muchas más, esto es sólo un aperitivo para incrementar el apetito, vamos con ellas :
Los magnates que crearon Mc Donalds, Burger King, etc eran autenticos “palurdos” hombres sin estudios y sin cualificación profesional, que estaban en el momento adecuado en el sitio justo, a mediados del siglo XX.
Las cadenas de comida rápida y Disney han sido los primeros en dirigir la publicidad al público infantil de forma continuada y premeditada, los niños no están preparados para diferenciar entre realidad y publicidad.
En muchos sitios de EEUU no hay parques públicos y los padres los llevan a los restaurantes de comida rápida, por las instalaciones infantiles que estos tienen, bien estudiadas para atraer y fidelizar desde muy pequeños a sus clientes.
A cambio de subvencionar parte del coste del presupuesto de los institutos, colocan publicidad en los mismos y maquinas expendedoras de sodas “coca colas y similares”, todo encaminado a elevar el consumo juvenil y por tanto sus beneficios. Exigen a esta “inversion” una rentabilidad en forma de aumento de sus ventas, si esto no se cumple, retiran o disminuyen el dinero aportado. Lo curioso es que este dinero a su vez es deducible de impuestos.
La mano de obra de los “restaurantes” de comida rápida son en general adolescentes estudiantes, inmigrantes, ancianos o discapacitados, son trabajadores dispuestos a aceptar un menor salario y peores condiciones laborales. Pagina 107.
Los trabajadores inmigrantes, o no hablan nada de inglés o utilizan un inglés Mc Donald, básico, con el nombre de los productos y pocas palabras más, directivos de cadenas de comida rápida dicen que un objetivo a conseguir es la formación cero para sus trabajadores, en la practica que no haya que enseñarles casi nada, a su vez cobran subvenciones federales por la formación de estos trabajadores. Pag 109.
Una política común es que no hay horas extras, los contratos son menores de 40 h semanales y se llama a discreción “cuando hagan falta” a los trabajadores.
Contratan a trabajadores menores de edad y suelen trabajar más horas de las permitidas legalmente. La ley en EEUU prohibe a los menores de 18 años trabajar más de 8h al día.
Por supuesto sindicatos y trabajadores sindicados no son bienvenidos, y son invitados a desaparecer, utilizando todo tipo de formas de presión. Usan detectores de mentiras cuando entrevistan a los trabajadores y les preguntan si están sindicados.
Descripción de cómo es una planta de procesado de patatas, con un cañon de agua para cortarlas y pelarlas, después las congelan para su posterior envío, una planta que funciona 310 días al año, 24 horas al día, sus principales clientes son los restaurantes de comida rápida.
Estas industrias han concentrado tanto la compra de patatas, que son un peligro para los pequeños agricultores independientes americanos, al dictar precios de compra.
Lo mismo pasa con las plantas procesadoras de carne, primero vacuno, y ahora también avícolas “pollos”, donde el primer mandamiento es la producción, convirtiendo a los trabajadores de las mismas en meros engranajes, sencillos y baratos de intercambiar, el libro da datos de las cifras escalofriantes de accidentes en estas plantas. Hay trabajadores que incluso toman anfetaminas para poder mantener el ritmo de la cadena. Para incrementar la producción se relajan los controles de calidad, etc etc.
Problemas en estas plantas con la calidad de la carne, posibles contaminaciones, bacterias, etc, hay una frase literal del libro en la que dice literalmente que en la carne hay mierda, restos se entiende.
Conoceremos una “fábrica de sabores” que produce la mayoría de los saborizantes y aditivos que llevan no solo las patatas fritas, hamburguesas, salsas etc, sino la mayoría de los productos alimentarios en la actualidad.
Las patatas fritas de Mc Donalds saben tan bien, porque llevan un saborizante de carne vacuna, al menos en EEUU y se fríen con aceite que contiene grasas animales que también añaden sabor. Esto ha dado problemas a la compañía con clientes vegetarianos que creían que sus patatas eran totalmente vegetales.
En general el autor critica la industrialización de la alimentación, algo tan importante para la salud, que implica un peor producto, unas malas condiciones de trabajo, una presión casi monopólica sobre los productores de materias primas (agricultores), un cambio de los hábitos de comida, aumentando la obesidad, las enfermedades coronarias, todo ello para reducir los costes y aumentar los beneficios.
Tras la lectura de este soy más consciente de lo que representan nombres como Mc Donalds, e IBP (empresa multinacional cárnica).
El libro, publicado poco después de la aparición de las “vacas locas” parece dar de lleno en los problemas de seguridad alimentaria.
Un libro que expone hechos y que en su epilogo el autor confía en que las cosas ya han empezado a cambiar para mejor.
Si encontrara libros como este habitualmente, dejaría de leer tanta ficción, una sorpresa y una alegria además de instructivo.
Os lo recomiendo.
24-12-2003, aparece en las noticias el primer caso de vaca loca en EEUU.... quien siembra vientos recoge tempestades...


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